Como diría mi gran amigo Nacho:
“Todos tenemos coches buenos pero, en verano, nos gusta ¡montar en
moto!”.
Y es
que la vida es así de caprichosa, y aunque tengamos todo bien atado, de repente
llega una ciclogénesis explosiva y nos desmonta el chiringuito,– “ehh lo que hay, primo”, que dicen por
el sur – así, sin más.
Esta
vez, sin yo buscarlo, el ciclón he sido yo, le he desmontado la estrategia del
risk a mi nuevo no-novio, y no me arrepiento de nada! Porque, estoy viviendo mi
mejor momento amoroso de hace mucho, mucho tiempo!
(...
y qué viva el amor!!)
Lo preocupante
es que la locura no es algo puntual típico de Olivia. Analizo a mis amigas, y
veo que la historia se repite, en Salamanca, en Madrid, en Sevilla, en
Barcelona y hasta en Mexico!
Estamos
ante una época de inconformismo – ¿será que lo da la edad?–, tenemos miedo a
perder la frescura de la adolescencia y queremos jugar nuestros últimos cartuchos
para volver a estar “a tres metros sobre
el cielo”.
No les importa lo tranquilas, estables y satisfechas que estén con sus relaciones, que necesitan
… algo más!:
Apuestan
por temblar de emoción, volver a interminables llamadas a 4 bandas con tus
amigas, a gritos histéricos,
–seehh! seehh!! seeehhh!!!–
en
las que cuelgas y no te has enterado de lo que te contaban las demás.
Y
entre tanto ciclón de sensaciones, nos ponemos el mundo por montera, rompemos
con nuestros novios, nos olvidamos de las novias de los que nos hacen temblar,
nos bebemos cinco jagërs y nos tiramos a la piscina de lo impossible...
… para decir :
I’m possible!!
Yo,
hoy, soy más romántica si cabe…Creo que estamos en el buen camino. Y quiero
apostar al caballo ganador. Mis amigas también están apostando por lo mejor… y
qué dulce es el sabor de saber que estamos cumpliendo sueños!, no
años.
Olivia
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